30 octubre 2018

Estoy cansada de muchas cosas

No sé muy bien por qué existe esta necesidad de contar a un público con el que no tienes ningunas ganas de interactuar. Para desahogarte, supongo. Hablar, hablar y hablar sin tener que contestar.
Quiero volver a hace siete meses, cuando aún no había comenzado el lapsus.

Estoy cansada de llorar pero no sé qué coño me pasa que sigo teniendo las lágrimas fáciles. Demasiado.

Estoy cansada de sentirme culpable por desear que todo acabe ya de una puta vez.

Estoy cansada de tener miedo porque todo acabe demasiado pronto.

Estoy cansada de mirar al futuro para no ocuparme del presente.

Estoy cansada de mi inmovilismo, de pensar en muchas cosas y no poder hacer nada más que lo que hago.

Estoy cansada de tener que soportar más sociabilización que la que mi mente puede soportar. Con amigues de él, con su familia, con sus compañeres de trabajo, con personal médico... Todos los días.

Estoy cansada de no poder dormir más de dos horas seguidas.

Estoy cansada de buscarlo desesperadamente en sus momentos de lucidez, y cansada del terror de acostumbrarme a no encontrarlo.

Quiero un momento de lucidez muy largo, de esos en los que me recuesto levemente entre su hombro y su pecho, sin presionar demasiado para no hacerle daño. Y él me pasa la mano por la espalda. Quiero que ese momento se alargue tanto que mis lágrimas empapen su bata y su cama, y su caricia lenta y silenciosa deshaga el nudo que no me deja respirar.

Quiero su consuelo. No me vale otro.

Quiero ser capaz de apretarme fuerte con todes les que quiero, hasta que se me aflojen los brazos y me duerma descansada. Con mis hijos, con mi madre, con mi hermana, principalmente.

Quiero muchas cosas.

Estoy cansada de muchas cosas.

Pero mucha gente está como yo y como él, y lo ha estado, y lo estará, y no se acaba el mundo. Ni la vida. Por ahora.

Claro que eso me importa una mierda, porque el dolor es nuestro, el cansancio es nuestro, el miedo es nuestro, la culpa es nuestra.

Y todo acabará muy pronto. Y yo quiero que acabe antes. Y quiero al mismo tiempo que no acabe. Y mis deseos me llenan de angustia.
Quiero no parar de hablar (escribir), quiero seguir repitiéndome, quiero no seguir pensando a solas. Escribir para publicar es como dejar de pensar a solas. Tal vez sea eso.

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