26 agosto 2015

Al diablo con la normalidad

No, no seremos capaces. Porque la inmensa mayoría es capaz de mirar al terror de frente mientras come mirando al televisor sin inmutarse. Porque del mismo modo que observa el terror, mira la vergüenza propia y ajena sin reaccionar, sin que vaya con una misma. Sólo importa lo que te afecta de primera mano, entonces sí te quejas, pero sin hacer nada. Así con esa queja que sabes inútil pero "arregla el mundo" y a otra cosa mariposa. Porque de la minoría dispuesta a luchar, la mayoría sólo lucha por lo que le afecta, sin importarle (igualmente) una soberana mierda las miserias de las demás. Pero todas queremos nuestros yogures, nuestros refrescos, nuestros panes diversos, nuestros bollos divertidos, nuestro surtido sibarita que hemos normalizado, nuestro inmenso armario lleno de ropa barata que alimenta nuestro ego y la esclavitud del que denominamos tercer mundo... Son tantas cosas, tantos privilegios que no queremos perder, que incluso cuando abrimos los ojos y vemos... los cerramos pronto no sea que nos amargue todo lo que tenemos y queremos seguir teniendo. Cuando nos han enseñado que somos lo que tenemos. ¿Qué nos queda de nosotras mismas cuando perdemos lo que tenemos? ¿Cómo vamos a perderlo? ¿Cómo vamos a dar nosotras cuando las más ricas no dan? ¡Que den ellas primero!, gritamos, ¡ladronas corruptas que se quedan con lo nuestro! Mientras nosotras robamos a otra mayoría más inmensa dejándolas sin nada.

Lloro frente a la televisión, inmovilizada, todos los días, amargándome todos los dulces. Cabreada con el mundo, cabreada conmigo porque no dedico todo el tiempo de mi vida a cambiar las cosas. Pero agotada también de que me lluevan hostias hasta desde los que me quieren. No sé si todas, en nuestro conjunto, la humanidad, merecemos la pena. Tal vez debiésemos continuar por este camino hasta destruirnos. Me gusta pensar que somos un experimento fallido que tiene los días contados y que dejaremos de hacer daño cuando dejemos de existir.

Comentario al artículo de Paco Gómez Nadal, publicado en eldiario.es, que da título a esta entrada: "Al diablo con la normalidad".

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