23 julio 2015

Yo, mi, me, yo, mi, me, yo, mi, me...

Cada vez que veo algún caso de ombliguismo (o de lo que viene a ser lo mismo: el egoísmo más imbécil) me acuerdo de las gaviotas de Buscando a Nemo: "Mío, mío, mío, mío, mío, mío...", estúpidas perdidas en sus ombligos, sin ser capaces de ver más allá: "Yo, mi, me, yo, mi, me, yo, mi, me...".


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