17 julio 2012

Ensaio sobre a Cegueira

Ceguera - Saramago
¡Qué pena! ¡Qué tristeza inmensa depender tan y tanto de la opinión de los demás! Tener hijos, trabajar por cuenta ajena... puff.

Qué melodramática, sandiós. Empecemos de nuevo xD.

En la infancia dependemos de lo que decidan para nosotros nuestros tutores. Todo lo que hacemos, lo que decidimos, lo que pensamos, debe pasar por su criba. Si no somos como ellos esperan que seamos, nos reconducen (unos padres con más dureza, otros con más sutileza-manipulación). Para un niño todos los adultos son potenciales chivatos que, si le ven infringiendo alguna norma, irán con el cuento a papá o mamá. Entonces procuramos ser como se espera de nosotros, qué otra nos queda.

Cuando llega la juventud... oh, época maravillosa, vamos rompiendo con todas las ataduras que podemos. Para llegar a ser uno mismo hay que renegar hasta de lo más lógico; hay que destruir todo lo que conocemos para limpiarnos completamente y renacer de nuestras cenizas. Además, nuestra inexperiencia nos procura la irresponsabilidad necesaria para hacerlo, y nuestra edad la libertad que nos da la falta de ataduras (que también tiene que ver con nuestra irresponsabilidad).



Lo que no seamos capaces de conseguir entonces, nos costará dios y ayuda más tarde. Porque más tarde, amiguitos, más tarde dependeremos de un trabajo que no querremos perder, o tendremos una familia de la que nos sentiremos responsables, o acumularemos propiedades, posesiones y posiciones que pensaremos merecidas (y tal vez lo sean, que menuda putada sacrificarse uno mismo, lo que uno es, por conseguirlas). Además de que todavía nos quedarán cordones umbilicales con la familia, que aún se creerá con derecho de pedirnos explicaciones si no somos como se espera de nosotros (a los padres se unirán, habitualmente, los hermanos, que se harán de un pureta cojonudo y no nos dejarán, de ninguna manera, ser lo que ellos no tuvieron cojones de ser).

¿Y a qué viene todo esto? Pues a que ya me cansé de esconder lo que soy y lo que opino. Me casé (por segunda vez xD) hace poco, y pienso utilizar este nuevo nombre de casada para romper con todos los estereotipos que se esperaban de mí. Todos podrán saber quién soy, pero ya me importa un bledo, porque, amigos, algunos después de la madurez llegamos a una edad en la que empieza a importarnos un rábano lo que otros nos digan.

Besos a tutiplén (al fin y al cabo son gratis).

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